picc.2.2.2.bcl.2-4.4.2.btrbn.1-timp.perc(5):SD/glsp/2bongos/xyl/vibraslap/claves/susp.cym(lg)/whip/marimba/drum set/metal güiro/maracas/güiro/vib/BD/maracas(sm)/almglocken/3tin cans/cyms/cowbell-strings
Abbreviations (PDF)
Boosey & Hawkes (Hendon Music)
La palabra antro tiene su origen en el latín “antrum” y su significado es gruta o caverna. En México, hasta antes de los años noventa, la palabra antro se refería a bares o lugares de entretenimiento nocturnos de dudosa reputación. Sin embargo, hoy en día y en especial entre los jóvenes esta palabra se utiliza para referirse a cualquier sitio de vida nocturna, ya sea un bar, club o discoteca.
Alguna vez conversando con el flautista Alejandro Escuer, imaginamos el título de una futura obra, una que sintetizara la música de de los salones y bares legendarios de México: Antrópolis, un neologismo, un invento preciso para designar una pieza que narrara musicalmente el sonido de la ciudad a través de sus salones de baile, de sus antros.
En el 2017, Carlos Miguel Prieto me comisionó una obra breve, la cual debía ser brillante y de cascos más bien ligeros, para estrenarse al cierre del concierto organizado con el fin de celebrar el 80 aniversario del compositor estadounidense Phillip Glass, interpretado por la Orquesta Filarmónica de Louisiana en el Carnegie Hall de Nueva York.
Dadas las características de la comisión rescaté el título que habíamos imaginado y así cobró vida Antrópolis, una pieza en la que quise rendir un muy personal homenaje a algunos de esos “antros” o salones de baile emblemáticos de la Ciudad de México que dejaron una especial huella sonora en mi memoria. Estos cabarets o salones que representan la nostalgia por las rumberas y las orquestas de baile en vivo, como “El Bombay”, donde se dice que el “Che Guevara” se daba sus vueltas; o el “Salón Colonia”, que parece haber salido de sueños rescatados de una de las películas de la época deoro del cine mexicano. Quién no se acuerda del divertido salón de baile “Los Infiernos”, lugar perfecto para aquellos que después de un largo día laboral, (trabajadores y oficinistas) salían de sus cubículos para ir a bailar, brindar y escuchar música. Por último, es memorable el recuerdo del bar “Tutti Frutti”, en donde descubrí por primera vez a la pareja de punks, propietaria del “antro”, y en donde se podía escuchar música experimental de los 1980s.
Antrópolises pues el reflejo sonoro de una zona urbana a través de sus “antros”, incluyendo la acumulación de experiencias que nos acompañan, y que forma parte esencial de nuestra historia en esta muy compleja pero fascinante Ciudad de México.